miércoles, 31 de octubre de 2012

Falkenhom (V)/ Halloween


El domingo pasado se me pasó poner la canción, y aprovechando que hoy es Halloween y que tenía una entrada de "Falkenhom" preparada, juntaré ambos en una sola entrada, por vez primera en este blog. Y ya de paso, celebramos con esta entrada las recién superadas 90.000 visitas.

El año pasado os dejé aquí la canción de "Los cazafantasmas" con un vídeo de la película "Bienvenidos a Zombieland". Este año, os dejo con la canción de Michael Jackson "Thriller", con su videoclip. Respecto a "Falkenhom", en esta entrada se vuelve a la actualidad de nuevo, al pueblo donde vive Sam para presentar a un nuevo personaje. En la próxima entrada de esta historia os contaré cómo Kyla abandonó definitivamente "El trío de la muerte", y cómo transcurrieron los siete años y medio que tardó en llegar a Falkenhom. Os dejo con la historia tras el videoclip.


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Cuando llegué allí, ella ya me estaba esperando. Con su tradicional gorro de lana cubriendo parte de su castaño y largo pelo. Ojos de un azul claro y una nariz algo más grande de lo normal, motivo que había servido de burla en incontables ocasiones casi desde el día en que nació.

Estaba sentada en un banco del parque, con la mirada fija en el cielo. Cuando me vio llegar, sonrió tiernamente y se levantó para saludarme. Aquella era Marley, mi mejor amiga. Se acercó a mí para abrazarme.

- ¡Menos mal! Ya empezaba a preguntarme si lo habías olvidado.
- ¿Estás de coña? ¿Qué puede haber mejor que pasar un día de tormenta con mi mejor amiga?
- No sé, tal vez... ¿pasar un día de tormenta con mi mejor amigo?

Sonreí, y ella también lo hizo. Nos sentamos de nuevo en el banco.

Marley y yo nos conocíamos desde siempre (de hecho, fuimos vecinos de cuna en el hospital donde nacimos). Nos habíamos criado juntos y empezamos a ser amigos antes incluso de que pudiéramos entender tal concepto. Estábamos tan unidos que la gente que nos conocía se extrañaba mucho al ver que no éramos pareja. Amigos que se conocen desde siempre, con exactamente los mismos intereses que el otro y una afinidad total entre ellos, siendo el uno para el otro la persona a la que mas quería en el mundo.

- No puedo creer que sólo falten dos semanas-dijo-.
- Y yo no puedo creer que me estés deprimiendo tanto.

Giró su mirada hacia mí.

- Sam, puede que para ti no sea nada. Pero para mí... En apenas dos semanas estaremos a cientos de kilómetros el uno del otro. ¿Qué haré cuando me sienta sola o perdida?
- Un whatsupp, una llamada, skype...
- Sabes que no será lo mismo.
- Marley, escúchame. Eres mi mejor amiga.
- Y tú mi mejor amigo.
- Y eso nunca cambiará, pero la vida sigue. Que nuestros caminos se separen un poco no quiere decir que lo que hay entre nosotros desaparezca.
- Lo sé, Sam. Pero aún así... Será muy difícil. En cuanto me imagino a mí sola, en un sitio tan desconocido para mí como sus habitantes, y sin ti...
- Eres una chica muy especial, Marley. Sólo tienes que dejar que la gente lo vea, y antes de que te des cuenta... Habrás hecho amigos.
- Es curioso oír eso de la única persona que realmente me ha comprendido.

Sonreí, y transcurridos unos segundos de silencio, nos abrazamos de nuevo. Sentía el calor de su cuerpo en un día tan frío como aquél.

- No quiero perderte, Sam.
- Nunca lo harás.

Continuamos así, abrazados, durante varios minutos. Después, abandonamos el parque en dirección a las afueras del pueblo para grabar unas cuantas tomas. Aunque tendríamos que hacerlo rápido, ya que no queríamos empezar con retraso nuestro pequeño maratón de Glee. Una selección de los mejores episodios antes de que ella tuviera que irse sobre las ocho para ayudar a una chica, al parecer nueva en el pueblo,a entenderse con todos los entresijos de lo que es trabajar en un bar.

martes, 23 de octubre de 2012

Falkenhom (IV)

Toronto (Canadá), año 2005

- ¿Habéis visto la cara del portero cuando hemos entrado?-preguntó Alec-.
- Sí, desde luego, tío-dijo Jamie-. ¿Te puedes creer que de verdad pensaba que le dejaríamos con vida si hacía lo que decíamos?
- Si os soy sincero, chicos-dijo Alec-, no me gusta este siglo. En el anterior al menos ofrecían algo de resistencia. El mundo está lleno de gente mucho más cobarde que antaño.
- Sí, pero también más lista-aclaré-.

Alec y Jamie me miraron.

- ¿En serio, Kyla?-preguntó Alec-. ¿Por qué tienes que ser tan aguafiestas?
- No soy aguafiestas, chicos, sino prudente. La sociedad ha evolucionado mucho desde que comenzamos a ser vampiros. Ahora tienen mucho más conocimiento y armas, tanto para defenderse como para atacar. No deberíamos confiarnos demasiado.
- Olvidas el hecho-dijo Alec- de que ellos, todavía hoy en día, niegan nuestra existencia. Y es difícil defenderte de algo en lo que no crees.
- Puede, pero aún así prefiero ir con cuidado.

Así que allí estaba, en aquella gran ciudad canadiense después de décadas de juerga vampírica con mis dos mejores y únicos amigos. Se trataba de un edificio de apartamentos de ricos. Subíamos las escaleras y llegamos al pasillo del primer piso, dispuestas a cada lado varias puertas.

- ¿Os parece que lo hagamos a la vieja usanza?-dijo Alec, que iba el primero-. Pito, pito, gorgorito...-decía mientras señalaba puerta tras puerta-.

Jamie y yo andábamos detrás.

- Esta. Chicos, ¿a quién le apetece...?
- Yo lo haré-dije-.

Toqué el timbre, y a los pocos segundos se abrió la puerta. Era un hombre mayor vestido con bata y con pintas de haber sido despertado.

- Esta no es una muy buena hora para llamar. ¿Qué quieren uste...?

Alec lo mató sin que le diera tiempo a gritar. Le partió el cuello y lo lanzó contra la pared del recibidor.

- Chicos...-dijo-. Que empiece la fiesta.

Un hombre y una mujer más jóvenes llegaron para ver qué ocurría, pero Jamie y yo nos encargamos de ellos. Antes de matarlo, el hombre gritó: "Por favor, no...". Pero acabé con su vida.

Me di cuenta de que Alec no estaba, y corrí hacia donde me pareció ver una sombra. Entré en una habitación, y entonces noté un filo clavándose en mi pecho. Gemí de dolor y pensé: "Mierda, el cazavampiros".

Sí, habéis leído bien. "El cazavampiros". Así era como lo llamábamos, y desde luego que era un nombre bastante acertado.

La estaca estaba clavada en mi pecho, a sólo un par de centímetros de mi corazón. Bastaba con que su puntería hubiera sido un poco mejor para que yo no hubiera podido contaros esta historia. Sentía la sangre, mi sangre saliendo de mi cuerpo al exterior. Me había dolido, y mucho. Pero no me doblegué. Al contrario, me lancé a por mi enemigo.

Normalmente, un ser humano no tiene nada que hacer contra un vampiro. Nosotros somos mucho más fuertes, inteligentes y rápidos que cualquiera de ellos. Pero él no era normal.

Para empezar, estaba bien entrenado. Se había enfrentado a nosotros un total de cinco veces en el último par de años y no sólo había sobrevivido a todas ellas, sino que además cada una de esas veces estuvo increíblemente cerca de matar a alguno de nosotros. Tan cerca, que incluso huimos de él. Hicimos lo imposible por no volver a encontrárnoslo, pero él siempre acababa encontrándonos a nosotros.

Me lancé directa a por su cuello. Gran error. En el momento en que probé la sangre de mi oponente mi garganta entera ardió. Me retiré hacia detrás, sorprendida tanto por la situación como por mi imperdonable ineptitud. El dolor era insoportable, y lo sentía en cada milímetro de mi cuerpo. Me desplomé sobre el suelo.

Cómo podía haber caído en una trampa tan antigua...

- Verbena-murmuró-. Los vampiros os creéis muy listos, pero estáis  lejos de serlo. Os creéis invencibles, pero tampoco lo sois. No más que yo.

Se acercó a mí, estaca en mano.

- Kyla...De los tres de vuestro grupo, tú has sido siempre la que mejor me caía. Estoy seguro de que hubieras sido una buena persona si hubieses sido humana, pero... no lo eres.

Intentaba reaccionar, pero no podía. La verbena me había dejado totalmente paralizada.

- Lo que eres es una brutal asesina, que está a punto de pagar por todo lo que ha hecho. Y ahora, sin más dilación, permíteme que convierta vuestro "trío de la muerte" en un dúo.
- Por encima de mi cadáver, imbécil.

Alec. Le golpeó en la cabeza fuertemente. El cazavampiros no tuvo tiempo de reaccionar, pues el golpe lo dejó seco en el acto. Si no estaba muerto, estaba muy cerca de estarlo.

- Gracias...
- Menos mal que eres tú la prudente. Si nos llega a pillar a Jamie o a mí...
- No sé que me pasa, de normal oigo a un humano al más leve movimiento-dije, mientras me levantaba. Señalé a mi enemigo abatido-. ¿Está...?
- No, ese honor te lo dejo a ti.
- ¿Por qué?
- Porque eres la que más cerca ha estado de morir, y mereces ser tú quien lleve a término nuestra venganza de una vez por todas. Venga, mata a ese cabrón y vámonos, tenemos cosas que hacer y sitios a los que ir.
- De acuerdo-dije, mientras me agachaba al lugar donde mi enemigo yacía, inconsciente por el golpe-.

No lo dudé ni por un segundo. Cogí su cuello y fuertemente lo sacudí de lado a lado. Un sonoro "crac" me indicó que nuestro principal y único motivo de preocupación había pasado a mejor vida.

- Bien-dijo Alec-. Ahora hazme el favor de revisar el resto de la habitación. Ya sabes, armarios, cajones...,etc. Quién sabe, tal vez encontremos algo interesante.
- De acuerdo.

Así que me dejó sola en la habitación, y empecé a investigarla. Aun siendo vampiro, nunca viene mal un poco de ayuda: un arma, algo de dinero... Estaba buscando en un cajón de la mesa de escritorio que había allí cuando oí un ruido. Aunque sabía que era imposible, me aseguré de que el cazavampiros estaba realmente muerto. Y lo estaba.

Volví a oír el ruido. Provenía del armario, en el cual había una rendija abierta. Estaba a punto de averiguar lo que era cuando me sorprendió.

- Eh, Kyla, ¿te apetece un poco de esto...?-preguntó Jamie, soltando el cuerpo de la mujer a la que había matado hacía unos minutos en la entrada de la habitación-. He probado su sangre, pero está demasiado dulce para mí. ¿Te apetece probarla?
- Déjala ahí, Jamie, y luego veré. Ahora estoy registrando la habitación.
- Entendido, jefa-dijo mientras se marchaba-.

En realidad, hacía varios días que no comía, y tenía mucha hambre.

- Está bien, supongo que no pasará nada por que beba un poco antes de seguir.

Clavé mis dientes en el cuello de aquella mujer. Bebía la sangre que salía a grandes tragos, notando su perfecto sabor, su calor... Y entonces la vi.

Se trataba de una niña,de unos seis o siete años como mucho. Estaba escondida detrás de un montón de perchas, y sujetaba con fuerza un pequeño peluche con forma de conejo. Su mirada de terror, aquella mirada. Aquella mirada fue lo que lo cambió todo.

Ni en un millón de años de clases de escritura podría describir lo que vi en aquellos ojos. Me quedé paralizada, como si hubiera sido la primera vez que me encontraba con una niña. Había matado cientos de ellas sin pestañear, pero aquella era distinta.

- ¿Kyla?-llamó Alec-. Kyla, ¿cómo va todo? ¿Has encontrado algo?

En cuestión de segundos, mi vida entera pasó ante mis ojos, y con ella todas las muertes de las que había sido responsable. Una por una.

- ¿Kyla? Kyla, ¿me oyes?

De pronto, sin quererlo y desde luego sin poder evitarlo, recuperé mi alma y como consecuencia, mi humanidad. Lo que sentí entonces...me quitó las ganas de vivir. Miré hacia la niña, que se acurrucó en el fondo del armario.

- ¿Kyla?
- No, no hay nada-dije, mientras salía de la habitación-.
- Pero mira que os lo tengo dicho-dijo Alec-. Este país es una mierda. Hoy mismo nos largamos.
- Apoyo la moción-dijo Jamie-. Pero antes podríamos... terminar de cenar.
- Me parece una buena idea-dijo Alec-.

Se dirigieron hacia el salón de la casa, donde se oía la televisión, todavía encendida, con el programa que la familia estaba viendo antes de que llegáramos.

- Un momento, chicos. Ahora voy-dije, mientras me dirigía hacia la habitación donde estaba la niña-.

Le tapé la boca para que no gritara y le dije que huyera, que avisara a los vecinos para que llamaran a la policía. Y aquello...fue el comienzo del cambio.

domingo, 21 de octubre de 2012

Carly Rae Jepsen: Call me maybe

Para este  domingo me he decidido por "Call me maybe", de la cantante canadiense Carly Rae Jepsen.

Esta última semana no he publicado ninguna entrada de "Falkenhom", por falta de tiempo y también por no tener todavía muy claro en qué orden sucederán los terriblemente dramáticos hechos que quedan por llegar.  La próxima semana publicaré la siguiente entrada, la primera de dos partes que contará los últimos días de "El trío de la muerte".

Se admiten apuestas.


domingo, 14 de octubre de 2012

Glee: Don't stop believing

Aunque ya he puesto unas cuantas canciones de Glee antes de esta, me he decidido por una de sus más representativas, "Don't stop believing".

 La razón es mi regalo de cumpleaños: un pack con las tres temporadas en DVD, y unos cascos para escucharla con una calidad excepcional. Espero como siempre que os guste y que tengáis una buena semana.


viernes, 12 de octubre de 2012

Falkenhom (III)/ ¡¡¡Mi cumpleaños!!!

Aprovecho esta entrada para autofelicitarme por mi vigésimo cumpleaños hoy, 12 de octubre. Espero que os esté gustando mi historia :D

"Siguiente estación, Falkenhom. Por favor recojan todo su equipaje y no olviden sus pertenencias. Esperamos que el viaje haya sido de su agrado".

Me había pasado todo el viaje con la cara pegada al cristal de la ventana observando la vasta oscuridad que envolvía el paisaje sueco. Bajé del tren echando una primera ojeada a lo que esperaba fuera un buen lugar para vivir.

Cuando eres vampiro, tienes que preocuparte de muchas cosas. La luz solar, bajo la cual te conviertes en polvo en cuestión de segundos.  El casi imparable impulso de lanzarse al cuello de cada persona que ves a tu alrededor. Y lo peor de todo, la inmortalidad. Odiaba la inmortalidad.

Como si mi vida no fuera ya lo suficientemente complicada, además tendría que vivir en un mundo asolado por guerras, cambios climáticos y a saber cuántos desastres más. Estaría condenada a afrontar el hecho de que durante mucho tiempo fui la causa de tanta muerte y sufrimiento que hubieran hecho que cualquiera de vuestros "asesinos" de hoy en día parecieran simples bromistas de mal gusto.

Lo primero que hice al llegar a aquel pueblo fue buscar un lugar donde poder establecerme. No quedaban muchas horas hasta el amanecer, y aunque sabía con casi total seguridad que aquel día estaría nublado no quería arriesgarme. Así que me acerqué hacia una especie de hostal.

Entré dentro. El sitio no era muy grande, aunque estaba bien aprovechado. Muchas mesas y sillas sobre éstas. Al final del todo, la barra. Y un hombre de mediana edad leyendo lo que parecía ser una revista de naturaleza. No se percató de mi presencia hasta el momento en que empecé a hablar.

- Ehm... Perdone, señor, ¿podría...? ¿Podría ayudarme? Es que verá, soy nueva. Acabo de llegar y...
- Necesita un lugar donde quedarse-dijo, levantando su mirada hacia mí-. No hay problema, precisamente quedó una habitación libre el pasado viernes en el primer piso, justo arriba.
- Vaya, muchas gracias. ¿Y cuánto me costaría? Porque no tengo mucho dinero, tan sólo unas dos mil coronas como mucho...

El hombre me miró pensativo.

- Si tiene pensado quedarse mucho tiempo, joven, podría pagarlo trabajando aquí.

Lo miré, incrédula. No podía creer que estuviera teniendo tanta suerte.

- Es verano. La mayoría de mis trabajadores son estudiantes, así que prácticamente todos están fuera ahora. Al menos por el momento, podría ofrecerle un empleo a tiempo parcial si le sigue interesando.
- ¡Claro!-casi no pude reprimir mi emoción-. De verdad, no sabe cuánto se lo agradezco, yo...
- Sólo prométame que será tan responsable y buena como me ha parecido que era en el momento en que ha entrado aquí, y no habrá necesidad de agradecer nada.
- Muchas gracias de todas formas. Ah, y por cierto...¿podría tratarse de uno nocturno?
- No le entiendo.
- Quiero decir, si podría trabajar en horas nocturnas. Es que de día no sé si me será posible.
- Bueno, supongo que no habrá inconveniente alguno en cambiarse el turno con alguno de sus compañeros. Hablaré con ellos y se lo comunicaré en cuanto esté seguro.
- De acuerdo.

El hombre me guió a través de unas escaleras para llegar al primer piso, donde abrió una puerta que me condujo a una modesta aunque acogedora habitación, con un pequeño baño individual y una cama frente a un también pequeño televisor. En cuanto terminó de resumirme las normas y los horarios del hostal, cerró la puerta y abandonó la habitación.

Estaba sola, al fin. Después de tantos años y tantos fracasos había logrado encontrar un buen lugar donde vivir.

Después de organizar lo poco que llevaba de equipaje, anduve hasta el cuarto de baño, encendí la luz y traté de observar mi rostro. Pero, tal y como yo esperaba, no vi nada. Ese es otro de los problemas de ser un vampiro: las superficies reflectantes como los espejos no nos reflejan en absoluto, todo era exactamente igual que si no hubiera nadie allí. Aún después de tanto tiempo, no había terminado de acostumbrarme.

Emití un pequeño bostezo. Y ante la siguiente pregunta contestaré: sí, los vampiros nos cansamos. Necesitamos dormir tanto como cualquier ser humano, con la diferencia de que nosotros lo hacemos durante el día. Me cambié de ropa para estar más cómoda y me metí en la cama, preparada para conciliar el sueño después de tantos días sin un lugar decente donde intentarlo.

Aunque no quería hacerlo, mi memoria se trasladó al pasado en el instante en que cerré mis ojos. A aquella horrible noche casi ocho años atrás, en noviembre de 2005. La noche en que todo cambió.

domingo, 7 de octubre de 2012

Korn: Narcissistic Cannibal

Para este domingo me he decidido por una de las canciones pertenecientes a la banda sonora de la recientemente estrenada película "Resident Evil: Retribution", "Narcissistic Cannibal", de la banda americana de heavy metal "Korn". Fui al cine a verla el día del estreno aquí en España, y la verdad es que me gustó mucho (ya no sólo la película, sino además el 3D).  Es la quinta película de esta saga que comenzó hace ya diez años basada en los famosos videojuegos y que según parece terminará con una sexta y última entrega en dos o tres años.

En un mundo en el que Milla Jovovich no está ocupada ayudando a Richard, Zoey y Justin a buscar supervivientes por todos los rincones de una Tierra devastada por un apocalipsis zombie (véase "Diario de un superviviente"), ha tenido tiempo para protagonizar esta genial película. Os dejo con un vídeo de la canción mencionada. Espero que os guste y que tengáis una buena semana.

En principio no parece que haya escenas demasiado importantes, pero por si acaso no has visto la película y tienes intención de hacerlo mejor no veas el vídeo. Podría contener algún que otro SPOILER.


jueves, 4 de octubre de 2012

Falkenhom (II)

"Bienvenidos al aeropuerto de Estocolmo. Son las 22:35 hora local, y la temperatura es de unos agradables nueve grados centígrados. Esperamos que hayan tenido un buen vuelo y les deseamos una feliz estancia."

La voz del comandante me transportó a la realidad de nuevo. Lenta y perezosamente, abrí los ojos para darme cuenta de que el avión ya había aterrizado. Me levanté, cogí la única mochila en la que llevaba todas mis pertenencias y me escondí.

Esperé a que abrieran el compartimento del equipaje y me deslicé sigilosamente por un hueco, saltando a la pista. Corrí y me colé, sin que nadie se diera cuenta, dentro del aeropuerto. Una vez allí, busqué el camino a la estación de trenes más cercana y cuando la encontré, compré un billete a Falkenhom. Mi verdadero destino.

Llevaba años esperando encontrar un lugar apartado y apacible en el que poder vivir sin miedo a recaer en mi pasado. Y menudo pasado.

Cuando te convierten en un vampiro, no eres una verdadera amenaza hasta que pruebas la sangre de tu primera víctima. Es entonces cuando entras en el juego y la persona que habías sido hasta entonces muere por completo. Te conviertes en un asesino despiadado y sin alma, un cazador sin arrepentimientos que no solo mata sino que disfruta haciendo sufrir a sus presas.

Desde sólo unas horas tras mi conversión y durante casi nueve décadas, Alec, Jamie y yo sembramos el terror en todos y cada uno de los continentes. Asesinamos a cientos, no, miles de personas en todo ese tiempo, muchas de ellas tan solo por diversión. Llegamos a ser tan temidos que incluso adquirimos un nombre dentro de la comunidad vampírica, "El trío de la muerte", que nos hizo famosos en el mundo entero por nuestra crueldad y nuestra insaciable sed de vidas humanas.

Aunque hacía ya ocho años desde mi última víctima, recordaba a la perfección lo que sentía. Lo que sentía con cada mordisco, cada cuello, cada garganta... Recordaba con total claridad cada rostro, los inútiles gritos de socorro... Pero sobre todo recordaba la sensación, esa sensación de euforia que me hacía sentir el ser más poderoso del universo. Una diosa entre mortales.

Pero todo había cambiado. De un día para otro, la euforia dejó paso a un terrible sentimiento de culpabilidad que me había perseguido durante ocho largos años.  Era perfectamente consciente de la cantidad de sufrimiento de la que era responsable, y mentiría si dijera que no pensé en suicidarme. Más de una vez.

Pero de momento y para aclarar mejor mis ideas, había decidido trasladarme a aquel pueblo, "Falkenhom", del que había leído tenía muy pocas horas de luz y no muchos habitantes. Buscaría un pequeño trabajo a tiempo parcial que me permitiera ganar el dinero suficiente como para tener un hogar propio y, tal vez con el tiempo, alcanzar una vida más o menos normal. Dentro de lo normal que pueda llegar a ser la vida de un vampiro.

Soy el número cuatro

Soy el número cuatro
Me encanta esta peli :)