domingo, 15 de septiembre de 2013

Diario de un superviviente español (III)

Viernes, 27 de abril de 2014

Querido diario:

He comprobado las reservas de comida y están empezando a escasear. De la mía, por supuesto. Klaus tiene comida para años. ¿Quién va a querer comida de gato en un apocalipsis zombie? Obviamente, nadie.

Si por curiosidad os preguntáis qué hago para matar el tiempo (además de escribir esto), os diré que me he aficionado a los pasatiempos: sudokus, palabras cruzadas, crucigramas. Claro que era mucho más fácil cuando estaba ella. Su marcha me llevó a otra clase de prácticas, prácticas a las que me vi obligado a recurrir para llenar las eternas horas de soledad y mi siempre presente sentimiento de culpabilidad.

Esa sensación. La sensación de pensar en que todas y cada una de las personas con las que alguna vez me he cruzado están ahora muertas...Es terrible, sin duda una de las peores que puedan existir.

Y eso es lo que me ha llevado a esto. Por desesperado, inútil o estúpido que parezca. De vez en cuando, “cazo” alguno de esos monstruos y lo llevo con mucho cuidado a una habitación que tengo preparada para...digamos, “experimentar” con ellos.

No sé mucha más medicina que la que Alba me contó en su día, dado que sus padres eran médicos y, además, era una gran fan de la serie “House”.

Aunque he de admitir que al principio no tenía demasiadas esperanzas, recientemente he descubierto algunos aspectos muy interesantes, que he concluido en unos pocos puntos (de momento los siguientes, aunque espero ampliar la lista pronto):

1-. Los zombies buscan con ansia la carne, ya sea humana o animal (les es indiferente).
2-. Son absoluta y completamente insaciables. Pueden estar horas y horas comiendo y continuarán teniendo esa desesperada e infinita necesidad que los caracteriza y anula su concepto de tiempo.
3-. Aunque según las teorías físicas y químicas sus cuerpos se tendrían que descomponer, normalmente no lo hacen (aunque aún no alcanzo a comprender por qué).
4-. Se guían principalmente por el sentido del olfato.
5-. Carecen de toda sensación de dolor, de ahí que nunca se detengan hasta el mismo momento de su "muerte" (lo cual, por cierto, sólo es posible atravesando su cabeza con lo que sea (la bala de una pistola, un cuchillo...), concretamente la zona del cerebro.Matando esto, se mata lo único que queda vivo en el ser.
6-. No existe el menor rastro de humanidad. Tan sólo son monstruos cuyo único objetivo es el consumo de carne y vísceras.

Ah, se me olvidaba. También toco la guitarra de vez en cuando, una española para ser exactos. Al principio estaba muy verde, pero el tiempo que Alba y yo pasamos aquí juntos me enseñó algunas nociones básicas.

Obviamente, mi repertorio no es muy amplio. No superaré las siete u ocho canciones. Mi favorita es, sin duda alguna, "Hey There Delilah". Fue también la primera que aprendí entera y es la que toco con más frecuencia. Aunque creo que me sale ya bastante bien, espero mejorar con el tiempo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Soy el número cuatro

Soy el número cuatro
Me encanta esta peli :)